Algo dentro de mí, me impulsó a intentar escribir poesía. Rondaba por mi mente durante tiempo, así que me lancé a este mundo. Decidí comenzar haciendo un soneto.
Trabajé para encajar rima y métrica adecuadas -pues la búsqueda de la perfección me impulsaba a ello- pero el resultado final no fue de mi agrado. No transmitía lo que buscaba. La expresión quedó rígida por intentar encajar esos dos elementos del soneto.
Tengo la sensación de que los sentimientos quedaron prisioneros en una botella de cristal. Sin embargo, este primer poema en forma de soneto, me obsequió con el aprendizaje de descubrir qué línea no tenía que seguir en la poesía, al menos, en mi primera etapa.
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