Tras la etapa de tránsito en el Campo de Hielo Norte chileno, nos encontramos ya en el “alocado mundo civilizado”. ¡Qué tremendo contraste!
Andar por las calles entre la gente, pisar hormigón y baldosines continuamente, coches circulando alrededor, ruido ensordecedor en cualquier lugar, un olor extraño en el aire… y prisas, prisas para todo. Hay plazos de tiempo para realizar cualquier cosa. Una velocidad de vértigo. Así es cómo avanza este mundo civilizado. Cuando ya se lleva una temporada viviendo en él, el organismo se adapta, ¡qué remedio!, pero ahora, llegar del “paraíso de la tranquilidad” y encontrarse con esto, es no entender nada. ¡Puf!
Mi sensación, ¿queréis saber cómo la percibo? Me encuentro como flotando, como si estuviera viendo toda esta realidad desde otro mundo, con otra perspectiva. Percibo a mi alrededor que todo se mueve a esa velocidad supersónica y yo- todavía sin adaptarme a esta nueva situación- continuo avanzando a mi paso, tratando de entender lo que ocurre a mi alrededor.
Queridos expedicionarios, no sé si lográis entenderme, si sois capaces de comprender el contraste tan grande…, mientras yo lo voy asimilando os dejo trabajito. Los más pequeños tenéis un nuevo tema, la precipitación. Después de todo lo que habéis aprendido y experimentado con el ciclo del agua, las nubes y los tipos de ellas, con este nuevo tema englobareis todo lo anterior. ¡Ya veréis qué relación existe entre todo! Y para los mayores, los que estáis comenzando con vuestras investigaciones antárticas, tenéis la ficha 4 sobre la flora y la fauna antárticas. ¡Ya veréis las reservas que atesora este paraíso blanco!
¡Adelante a todos con el trabajo! Yo me iré adaptando y así en breve os contaré todo lo pendiente que tengo con vosotros. Por cierto, os adelanto que tenemos buenas noticias sobre el Campo de Hielo Norte.
Comentarios