Trataré de recogeros en este artículo, algunas de las dudas y curiosidades que os han ido surgiendo en estos días, aunque creo que de algunas ya sabéis las respuestas bien por algún comentario que os he hecho, bien por las fotos y videos que han ido apareciendo.
La forma de llegar a esta zona, como estamos en la costa, es por barco o por avión. Por el comentario del otro día ya sabéis que lo que hay es una especie de aeropuerto de tierra compactada que está ubicado en una de las zonas donde el glaciar ya se ha retirado. También habíamos hablado de la ausencia de radar de cabecera de pista, por lo que ya sabéis que es necesario contar con unas mínimas condiciones meteorológicas que hacen que no siempre se pueda aterrizar. El tipo de avión más común para realizar estos cruces es el Hércules C-130, un cuatrimotor militar que es capaz de aterrizar y despegar en distancias relativamente cortas y además tienen una gran capacidad de carga, que es lo que principalmente traen. Aunque ahora con el turismo están empezando a meter algún otro tipo de avión para que vengan sentados cómodamente los señores turistas.
Tanto los cruces por avión como las llegadas por barco, sólo son posibles en verano. Cuando llegan las nevadas y después las bajas temperaturas hielan todo, el aeropuerto queda fuera de uso hasta el próximo verano. Por mar ¿qué ocurre? Ahí el problema es la banquisa. ¿Os apetece investigar un poquito sobre la banquisa?
Es por tanto durante la época de verano en la que las bases se abastecen de víveres, combustible y materiales que necesitan para todo el invierno. La ventaja de estos lugares es que las bajas temperaturas hacen que los alimentos frescos se conserven bien durante largos periodos de tiempo. Pero evidentemente el tipo de alimento que se consume no es el mismo que podéis comprar en una cuidad cada día. Los alimentos con fecha de caducidad más corta no se pueden utilizar en estos lugares.
Os dejo aquí unas imágenes y unos fragmentos de video que hice pensando en vosotros cuando estaba el barco chileno Lautaro, descargando en Bahía Fildes. Para que os hagáis una idea, traía carga no sólo para las bases chilenas de la zona sino también para la coreana King Sejong, la china Great Wall y la uruguaya Artigas. Fijaros cómo transportan todo protegido del agua mediante esos bidones herméticos. El cruce que tienen que realizar desde el sur del continente americano, es el llamado estrecho del Drake.
¿Sabéis que el Drake es una de las peores zonas de navegación? En barco, yo sólo lo he cruzado una vez y tuve la suerte del novato, pues el mar parecía una balsa de aceite de lo tranquilo que estaba. Fue en el Vanguardia, un barco uruguayo. Pero ahí mismo me enseñaron imágenes del mismo en otros cruces y ¿sabéis qué me impresionó muchísimo?. Había unas olas tremendas que cubrían completamente la proa, entraba el agua por todos lados, parecía más que un barco un submarino, y en el interior a pesar de estar sujetas y atadas todas las cosas, parecía que había ocurrido un terremoto. Ingenua de mí, recuerdo haber preguntado a los marineros cómo hacían para no marearse… “En estas condiciones, prácticamente todos nos mareamos, quedan en pie los que les toca la guardia, los demás desaparecen a sus camarotes”, me dijeron.
Más cosas… os cuento que las que son bases antárticas de verdad, es decir, las que están abiertas durante todo el año, tiene diferente ocupación en verano y en invierno. Evidentemente durante la época estival hay más ocupación y actividad, mientras que en el invierno éstas se reducen al máximo. En verano es cuando venimos los científicos y más personal de apoyo a las bases, pues casi todas las reparaciones, acondicionamientos y mantenimientos que necesitan realizar sólo son posibles llevarlos a cabo en esta época.
La capacidad de las bases varía de unas a otras. Algunos ejemplos, la rusa Bellingshausen en verano suele tener unas 30-40 personas y en invierno en torno a 15. La uruguaya Artigas tiene unas 20 en verano y en inverno algo menos de 10. La argentina Jubany cuenta con unas 60 personas en verano y en torno a 30 en invierno. Como podéis ver hay variaciones de unas a otras, pero esa es la tónica.
Algunos tipos de personal que no faltan en las bases son: el jefe, el médico, el cocinero, el mecánico, el electricista y el radio-operador. A partir de ahí, varían de unas a otras dependiendo de las necesidades de cada base. Pero una cosa debéis tener en cuenta, las personas antárticas de verdad se caracterizan porque son una especie de todo-terrenos, tienen que ser capaces de hacer un montón de cosas fuera de su propio ámbito u oficio. Entre todos hay que sacar la base adelante.
Os he hecho algunos fragmentos de video cuando estábamos en la Base Argentina Jubany, para que podáis ver un poco cómo están ubicados los diferentes módulos. Fijaros que siempre están levantados del suelo, para evitar que las congelaciones del invierno los muevan y terminen destruyendo. Observad también que están todos los módulos separados, pues si ocurre un incendio en alguno no se transmite a los demás.
En una base antártica hay unos horarios fijos para las horas de las comidas y éstas se realizan en un comedor común. Las tareas de limpieza se comparten entre todos los presentes, hay turnos establecidos. Siempre estamos con los equipos de radio para comunicarnos entre unos y otros dentro de la misma base y con las demás más próximas. Cuando sales fuera del entorno de la base, como nosotros que siempre andamos lejos trabajando en el glaciar –cuando hemos estado alojados en alguna base- debes mantener informado al jefe pues así están pendientes de cualquier necesidad que pudiera surgir.
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